“Ciudad es ante todo plaza, ágora, discusión, elocuencia. De hecho, no necesita tener casas, la ciudad; las fachadas bastan. Las ciudades clásicas están basadas en un instinto opuesto al doméstico. La gente construye la casa para vivir en ella y la gente funda la ciudad para salir de la casa y encontrarse con otros que también han salido de la suya.”
José Ortega y Gasset
1. INTRODUCCIÓN
1.1.PRESENTACIÓN
El urbanismo es, sin lugar a duda, uno de los pilares fundamentales que configuran nuestra percepción de la realidad al ser la manera en la que dictaminamos la materialización de la vida en comunidad de las ciudades. En el siguiente trabajo veremos como Madrid se ha ido desarrollando progresivamente como un núcleo de las políticas neoliberales configuradoras del espacio, convirtiendo así a la ciudad en un generador de ambientes individualistas y donde prima el intercambio monetario por encima del intercambio social de los ciudadanos. Dictaminaremos cual ha sido el papel de la Administración Pública en todo este proceso y el que aconsejaremos que sea en el futuro para poner freno a una situación cada vez más insostenible desde el prisma, ecológico, social y vecinal.
La pregunta de investigación que ha motivado la realización de este trabajo, y que buscaremos aclarar y dar respuesta en las siguientes páginas, ha sido: ¿Qué conceptos clave deben estar presentes en los futuros planes de urbanismo madrileño para mejorar la sostenibilidad (medioambiental, social y cultural)?
Plantear esta pregunta es cuestión clave en el ejercicio de determinar y reflexionar el cómo debe, y como deberíamos querer, que sea el futuro de nuestra ciudad. Hacia dónde debemos orientar nuestros modelos y qué cuestiones deben atender las Administraciones Públicas en este rumbo de acción. Esta pregunta de investigación se plantea relevante porque un urbanismo consciente y una mejora de la sostenibilidad se han vuelto indicadores clave de la calidad de vida de los ciudadanos en un contexto en el que las grandes metrópolis se presentan con excesos de población en constante aumento.
1.3. OBJETIVOS DE LA INVESTIGACIÓN
Para entender a fondo una ciudad tan extensa, dinámica y cambiante como es Madrid, muchas veces, pese a pasar tu vida viviendo en ella, puede llegar a otorgarte muy poca o nada de información del porqué se estructura de la manera en que lo hace, y la significación teórica que hay detrás de los crecimientos o modelos que sigue en su urbanización. Madrid, al igual que muchas grandes ciudades, es fácil que jamás llegue entenderse del todo. Por ello, ser conocedor del contexto histórico por el cual se ha desarrollado hasta lo que es hoy día, y, detrás de este desarrollo, las ideas o factores clave que se han seguido en los planes de ordenación urbana de la ciudad son pilar fundamental en el ejercicio de repensar la ciudad para aproximarla a lo que queremos en el futuro. Debido a esto, entender la ciudad en su total significación supone entender la historia y las ideas predominantes de la academia que hay detrás de los desarrollos. Por todo esto, como objetivo principal del trabajo buscaremos: Estudiar los principales conceptos de urbanismo y los más importantes planes de ordenación urbana de Madrid.
Una vez establecido el objetivo general de la investigación, es necesario incidir en algunos aspectos más específicos.
1. Repasar la bibliografía más relevante en materia de urbanismo para de esta manera tener un conocimiento de los ideales predominantes que han seguido las ampliaciones de la ciudad, al igual que los conocimientos clave en el estudio de la materia y en el entendimiento de lo que sería ideal aproximarnos en futuras ampliaciones.
2. Observar los cambios en la ciudad producto de los planes de ordenación urbana haciendo una cronología y análisis de los puntos clave que nos han llevado hasta la configuración actual de la ciudad, para de esta manera contar con un contexto histórico para futuros planteamientos.
3. Sintetizar los elementos que deben ser clave en la futura urbanización de Madrid y hacer un ejercicio de imaginar la ciudad futura o repensar la ya existente.
1.3. ESTRUCTURA DEL TRABAJO
Para dar respuesta a nuestra pregunta de investigación y objetivos ya planteados, estructuraremos este trabajo teórico-experimental en una primera parte compuesta de un repaso de la bibliografía y las ideas clave de diversos referentes en el área, tales como Jane Jacobs o Henri Lefebvre cuyas aportaciones sobre la diversidad urbana, los espacios mixtos y la reapropiación de la ciudad han sido claves en el estudio y el entendimiento de las ciudades, por mencionar algunos. Este marco teórico nos otorgará las nociones básicas y conceptos fundamentales sobre la importancia de la realidad urbana para el desenvolvimiento social y político de la población. Las grandes ciudades, al igual que las extensas periferias, están cargadas de ideología en su construcción y planteamiento, veremos las diferencias que pueden suponer la vida en chalés en vez de bloques de edificios o de como una frutería a pocos metros de tu casa puede ser un claro indicador de barrios con menores índices de discriminación racial (Dioni, 2021).
En segundo lugar, observaremos la planificación urbana de Madrid desde el Plan General de 1985 hasta el último Plan General de 1997 enlazándolo con la actualidad. Haciendo así un repaso de los planes de ordenación urbana que han sido claves, en función de su impacto económico, extensivo y poblacional, en la composición actual de la ciudad. Veremos cómo progresivamente Madrid se ha constituido bajo el concepto del “No Lugar” (Augé, 1992: 83), dónde la vida ha sido desplazada al extrarradio y nuestros centros históricos han sido adoptados por poblaciones extranjeras, siendo cada vez una ciudad más global pero menos habitable (Grupo de estudios antropológicos la corrala, 2016: 163). Este apartado quiere servir de observación de la progresiva configuración de Madrid hasta ser lo que es hoy día, otorgando así, contextualización.
Finalmente, realizaremos una propuesta a futuro de lo que, en el plano urbanístico, debería aspirar a ser Madrid en función de lo que es actualmente, siguiendo su evolución histórica, y nutriéndonos de las teorías urbanísticas. Mencionado, por ejemplo, la tarea de revalorizar los espacios públicos como elementos primordiales en contraposición del auge de las políticas neoliberales de la ciudad. Además, intentaremos establecer el papel que debe tener la Administración Pública como un actor primordial en la configuración, planteamiento y ejecución de las políticas y planeación urbana, y, con mayor importancia, determinar cuál debería ser el camino que seguir de este actor de cara al futuro urbanístico de la ciudad. Plantear una propuesta de un Madrid más habitable en el futuro.
1.4. OBJETO DE ESTUDIO
Nuestro objeto de estudio será la ciudad de Madrid; hablaremos de su crecimiento físico como ciudad, desarrollo y composición desde las zonas más céntricas o antiguas, hasta los barrios periféricos o nuevas zonas urbanas como pueden ser los PAU`s (Programa de actuación urbanística). Nos ceñiremos a aquello que es abarcado por el Ayuntamiento de Madrid como ámbito de delimitación, incluyendo también las respectivas juntas de distrito que se encuentran jerarquizadas por este órgano de la Administración Pública y que han ido apareciendo a lo largo del tiempo. Cronológicamente para ser precisos abarcaremos desde 1985 hasta los primeros años del S.XXI. A la vez, de hablar de los conceptos y fundamentos urbanísticos que han acompañado, o no, este desarrollo.
2. MARCO TEÓRICO (repaso de los fundamentos de la teoría urbanística y diseño de las ciudades)
2.1. PRIMERA APROXIMACIÓN
Realizar una primera aproximación a las teorías urbanísticas supone un ejercicio nada despreciable en el esfuerzo de dictaminar ¿Cuál es el inicio? Tarea difícil pero que podremos solucionar si abordamos esta primera entrada en la materia bajo la pregunta ¿Qué tienen de especial las ciudades?
Las ciudades, en realidad, y como nos dicen muchos autores, cada uno bajo un prisma propio y distinto, son un sistema, tanto de pensamiento, de organización, como de convivencia y de valores (Lefebvre, 1968; 21). Este mismo se encuentra constantemente interactuando entre sí y condicionando la forma en la que nosotros también lo hacemos. De esta manera, las edificaciones, o mejor dicho la distribución de estas, nos lleva a aclarar que sería ingenuo pensar que no están altamente cargadas de significado e ideología. En concordancia con esto anterior, el urbanismo se ha presentado de manera constante a lo largo de la historia como una materia de unos pocos y que se gestiona desde la mirada de los academicistas o los gestores sin participación cívica de ningún tipo sino simplemente desde lo que es determinado como óptimo, espacioso o ideal desde el más abstracto plano conceptual que pueda resultar predominante en la academia del momento. Ejemplos de esto podemos mencionar a Le Corbusier (1935) con la idea de Ciudad Radiante despojada completamente de vidas e intercambios culturales o urbanos que, como veremos más adelante, ha nutrido la idea de los ensanches que tenemos en barrios, como, por ejemplo, las nuevas obras en Vallecas.
Esta idea de que alguien más decida cuáles son tus zonas de socialización, si existen o no espacios públicos o el traslado obligatorio en coche para ir a tu centro comercial en vez de ir andando a las tiendas de tu barrio, es algo que condiciona nuestra socialización y manera de concebir la vida y espacios públicos en un grado increíblemente alto. Estas acciones de modificación de la realidad urbana llegan hasta el punto de homogeneizarnos y segregarnos según clase social, etnia y nivel de renta. Todo esto ocurre bajo pretextos de libertad que en realidad son el funcionamiento del liberalismo en su máximo esplendor generando trabajadores que únicamente viven, trabajan y consumen sin, en ningún momento, interactuar entre ellos. Somos seres sociales a los cuales se nos ha despojado de toda realidad material necesaria para poder conseguir este fin, socializar. No es ninguna coincidencia que cada vez más nuestros espacios públicos pasen de plazas verdes con gran cantidad de bancos a unas plazas vacías de hormigón, el hecho de que cada vez existan menos sitios en los que te puedas resguardar de la lluvia sin necesidad de consumir algo, o, algo tan simple como beber agua limpia sin pagar (Chinchilla, I. 2020:20). Hemos conseguido mediante mecánicas urbanísticas, como las anteriormente mencionadas, eliminar cualquier interacción social que no suponga un beneficio económico para algún sector empresarial. Esta estructural privatización de los espacios no es más que el constante agravio a la clase trabajadora en el despojo de cualquier forma de ocio que no sea rentable para el sector privado, ejemplo de esto podemos mencionar el hecho de que existan más campos de golf en Madrid (10)[1] que centros juveniles (7)[2]. Esta determinación en las condiciones materiales de tu forma de vida va a tener un claro reflejo en tu ideología política, la manera en la que conformarás tu familia, quienes serán tus amigos, como serán tus colegios y si podrás o no optar a educaciones superiores (Dioni, 2021).
La peculiaridad de las ciudades frente a otros asentamientos como pueden ser los pueblos o pequeñas demarcaciones recae, en lo que, con tanto empeño, las teorías urbanísticas han querido despojar o pasar por alto, el intercambio. Este concepto no podemos mirarlo desde la perspectiva económica, algo que está bastante claro cuando pensamos en ciudades como Madrid o Barcelona siendo los pilares económicos y financieros del territorio. Este intercambio al que hacemos referencia es, más bien, del que nos habla Jane Jacobs (1961) cuando hace una analogía que asemeja lo que ve desde su ventana a un recital de balé. Un grupo de gente haciendo sus recados, pidiendo favores o alertando en caso de peligro como un sistema en el que cada actor es imprescindible en la composición final, pero que este mismo solo existe porque hay un escenario y una realidad material para sustentarlo y que fomenta que se originen estas actuaciones. Vemos que estos sistemas que se plantean como simples casualidades en realidad solo se dan en sitios muy específicos, independientemente de las personas individuales que concurran en la escena porque, en realidad, hay una sensación de grupo y comunidad que se presta a que se realicen estos intercambios de “favores”, por llamarlos de alguna forma, y el cual el único beneficio que pueden presentar es otorgar mayor nivel de asociación y comunitarismo al barrio. Estas casualidades y “favores” no tienen cabida de ocurrir en las zonas urbanísticas en las que las viviendas están conformadas por chalés, donde es muy probable que jamás te cruces con tu vecino en años, no sabes quién es él ni él sabe quién eres tú, por lo que descartas cualquier interacción motivada por la necesidad que te pueda llevar a interactuar, ya buscarás otra manera de hacer frente a los incidentes. Por el contrario, es común en los bloques de pisos de clases trabajadoras que las familias se ayuden y cooperen en el cuidado de sus hijos en los momentos en los que estos no podrían hacerlo por situaciones laborales o imposibilidades puntuales (Jacobs, 1961:103) es decir, la comunidad[3] solo surgirá en un contexto material donde sea viable que interactuemos con los demás.
El intercambio cultural y la tolerancia racial de las que gozan las ciudades o, mejor dicho ciertos barrios de la ciudad, vienen dado en gran medida por la exposición obligatoria a realidades distintas, se quiera o no, de la vida en colectividad. La promoción de la idea de ciudades conformadas por barrios alejados de toda interacción (zonas como pozuelo o los nuevos ensanches de Vallecas que no cuentan con espacios públicos) las cuales no cuentan con ningún tipo de fomento a la vida en comunidad, sino más bien promoviendo la idea de “La república independiente de mi casa”[4] demuelen todo intercambio social y cultural capaz de existir. Este fomento del individualismo, del no intercambio y de la soledad familiar recordemos, como mencionábamos antes con las Ciudad Radiante, no es ninguna peculiaridad aleatoria del sistema sino un modelo planificado para dar con estos resultados.
Podríamos determinar que unas condiciones distintas, de mayor comunalidad, no se dan en estos barrios porque están sujetos a un modelo donde no se generan los dos elementos básicos del intercambio: Por un lado, un escenario donde se puedan mover estos bailarines cívicos (Jacobs, 1961: 185), es decir, un espacio donde los habitantes se vean forzados a interactuar entre sí, como plazas, comercios de proximidad, o espacios recreativos públicos. Esta falta de espacios donde interactuar se intensifica al pensar en el cochismo[5] al que se ven sometidos sus habitantes y que ha sido un elemento clave en la manera en la que se han formulado estos barrios, recordando que esto es un recurso de selección y segregación primordial de estos suburbios ante la falta de transporte público. Las peculiaridades del sistema no son fruto del azar sino mecanismos con significación política y de clase (Dioni, 2021: 142).
El segundo elemento fundamental es la necesidad. Debemos entender que puede que estas interacciones no ocurran por motivaciones propias sino, más bien, fruto de las relaciones generadas sistemáticamente por la vida en comunidad, y, en este caso entender que, la no dependencia o no necesidad conlleva la no interacción, es decir, si no tenemos un espacio y unas dinámicas (por ejemplo actividades en los polideportivos o juntas de comunidad) en conjunto con el resto de vecinos, difícilmente habrá posibilidades de socializar y generar comunidad e intercambios entre los habitantes del barrio.

2.2. DIVERSIDAD URBANA Y CONVIVIENCIA INTERCULTURAL
Existen varias ideas, corrientes y conceptos que deberían ser primordiales en los futuros planes urbanísticos de la ciudad de Madrid, pero, si tuviéramos que hacer especial mención a alguno, sería a La Diversidad Urbana y a la posterior convivencia cultural que esta acarreará. Esta Diversidad Urbana es en realidad doble, debido a que se presenta como diversidad poblacional, en un sentido social, de clase y cultural, y como diversidad de usos comerciales y residenciales del suelo. Ambas diversidades a las que hacemos mención se encuentran unidas debido a que son dependientes entre ellas. Para alcanzar esta Diversidad Urbana ambas diversidades deben estar presentes. A continuación, pasaremos a explicar lo anteriormente mencionado con mayor detenimiento, a plantear ejemplos y a esclarecer uno de los conceptos que planteábamos en la introducción de este trabajo, el cómo tener una frutería cerca de casa se puede entender como un indicador de menor discriminación racial.
El primer elemento de esta doble vertiente de la Diversidad Urbana es aquel que se determina por una utilización mixta del suelo urbano. Como bien nos dice Jane Jacobs (1961)
“Para entender una ciudad hemos de ocuparnos abiertamente […] de las combinaciones o mezclas de usos, no de estos por separado.”
Haciendo referencia a los tipos de locales (nuevos, antiguos, pequeños, grandes) y usos (recreativos, laborales, viviendas) que deben estar en las calles y la diversidad de vida urbana que eso significa. A este concepto debemos también sumarle una idea clave de la misma autora que es
“Si un área urbana sólo tiene edificios nuevos, automáticamente sólo pueden prosperar en ella las empresas capaces de hacer frente a los altos costes de las nuevas construcciones”.
Este concepto puede que no encaje con la idea que tenemos de Madrid, donde el casco antiguo de la ciudad es donde menos posibilidades tienen los negocios locales de asentarse, de hecho, habiendo sido la gran mayoría de ellos desplazados, ocurriendo así una monopolización del casco histórico por franquicias, grandes marcas o inversiones extranjeras. La realidad urbana del casco histórico y de muchas zonas de la ciudad, como muy bien nos dice el Observatorio Metropolitano (2016) en Cartografía de la ciudad capitalista se podría comprender mejor después de leer el siguiente texto:
“La consecuencia de la revalorización inmediata de ciertas áreas urbanas es la inminente sustitución de usos de locales, viviendas y población por otros más beneficiosos. […] Junto con la desaparición de los tradicionales contenedores culturales que habían dado seña de identidad al centro de la ciudad también lo hace el pequeño comercio. […] Que refleja un mayor peso de la hostelería y de las actividades recreativas, así como una especialización comercial basada en la moda, restando riqueza al conjunto de las actividades y ocasionando la perdida del comercio tradicional y de proximidad.”
Teniendo esto en cuenta, podríamos dictaminar que la creación de espacios mixtos en los futuros planes urbanísticos, tanto en su valor comercial como en su finalidad, es un componente clave en la lucha por evitar la segregación espacial en las ciudades. Los próximos proyectos urbanísticos serán obras nuevas, inequívocamente, pero esto no tiene por que ser un discriminante absoluto de la diversidad debido al valor de los locales. Si urbanizamos un nuevo espacio urbano debemos conseguir que este sea asequible tanto para las grandes empresas, como para el comercio de proximidad. Podríamos generar un ambiente mixto en el que haya cabida para todas las rentas. Finalmente, citando a Henry Lefebvre (1968)
“El intento de ordenar tanto el espacio como las funciones y otros elementos urbanos a través de la fragmentación daba como resultado la muerte de la ciudad, la homogeneidad, la monotonía.”
Continuando, aparece la diversidad poblacional, en un sentido cultural, social y económico. La convivencia social es sinónimo de una ciudad fértil (Hernández, 2001: 23) pero esta fertilidad está supeditada a que las clases sociales más bajas y los grupos racializados tengan cabida en la concepción de ciudad que se construye. La concepción de ciudad, desde sus orígenes históricos, está conformada por los preceptos de la igualdad y la libertad como pilar fundamental, donde la posibilidad de liberarse de una posición fija y heredada en el orden jerárquico, económico y social se planteaba como una de las virtudes de la ciudad frente a otro tipo de asentamientos (Sennet, 2019: 18). Teniendo esto en cuenta, hoy en día nuestro reto más importante culturalmente, bajo el plano urbanístico y de concepción de las ciudades, es mantener esta virtud de igualdad en la ciudad, solo válida y verdadera en su sentido cuando es una igualdad entre diferentes (Hernández, 2001: 22).
La ciudad que estamos construyendo bajo el paradigma neoliberal está dejando en situaciones de invisibilidad a toda la multiculturalidad que pueda darse, las distintas culturas y realidades existen, pero no conviven ni en la misma ciudad ni en los mismos espacios físicos. Las clases más bajas han sido totalmente desposeídas de la ciudad (Lefebvre, 1968), en un sentido de completa marginación en el desarrollo de la ciudad de consumos, donde las clases bajas y culturas minoritarias no tienen cabida y son, por ende, ciudadanos inexistentes e invalorados en la configuración urbanística de Madrid. Debido a ello, se han agrupado en un intento de replegarse a espacios más seguros y promovidos por urbanismos facilitadores de marginación, en “islotes” comunes según el nivel de renta y la cultura. Estas agrupaciones culturales o “islotes” son fácilmente derivables en guetos los cuales muchas veces conllevan actitudes discriminatorias por parte de la Administración Pública, resto de poderes o ciudadanía (Dioni, 2021: 141) donde se elide o expulsa todo lo que se opone, primero por la violencia inherente, y luego, por la violencia abiertamente (Lefebvre, 1968; 16).
¿Qué supone de perjudicial esta homogeneización social y urbana? Esta pregunta se responde mejor al entender el hecho de que nuestra realidad, paradigmas, creencias, culturas y valores se crean y formulan en función de lo que vemos y vivimos. Podríamos ejemplificar esta situación haciendo referencia a las elecciones de mayo de 2019 para la Asamblea de Madrid. En ella, como suele ser norma y en lo que no nos explayaremos demasiado, los distritos con mayores rentas, y que a su vez presentan una menor densidad poblacional, suelen obtener mayoría los partidos de corrientes conservadoras en lo social y liberales en lo económico. Este hecho se podría entender como resultado de una menor interacción social y menor explotación de los usos del suelo urbano y diversidad, es decir, más metros cuadrados por número de persona a la vez que menos espacios de encuentro en el distrito. Para estos grupos poblacionales la migración supone un problema bastante grave según lo que ven en las noticias, y la imposibilidad de contrastarlo con la realidad al no tener poblaciones de otras etnias o culturas a su alrededor, es decir, sí únicamente se guían por los noticieros su paradigma acerca de la inmigración va a ser visto como un problema y algo nocivo para su ciudad. Por el contrario, en los barrios del cinturón rojo de Madrid[6] (Observatorio Metropolitano, 2015) la inmigración no supone un problema debido a que se vive de manera constante en un ambiente más pluricultural, donde la imagen que se tiene de la migración va más allá de la que se percibe de las noticias, porque se puede contrastar en el día a día en la socialización urbana de las personas. El relato del otro está completamente condicionado bajo el hecho de si interactúas o no con ese otro.
Para concluir, la existencia de una frutería cerca de casa concurre en la significación de la existencia de comercio local, el cual suele ser un modelo de negocio llevado por particulares y que si se mantiene es gracias a los vecinos de la zona, existiendo así la posibilidad de independencia de los vecinos del transporte privado y la posibilidad de desplazamiento a pie (Observatorio Metropolitano, 2016: 72). Este hecho, además, se puede traducir como usos mixtos del suelo, los cuales no están monopolizados por grandes empresas o franquicias debido a unos precios desorbitantes únicamente asumible por grandes compañías o al predominio de grandes superficies como centros comerciales o supermercados que dejen fuera del negocio a los pequeños competidores (Jacobs 1961). Esto, en relación con una mayor tasa de aceptación hacia los colectivos racialmente minoritarios, es debido a que progresivamente desde 1991, con el aumento de la mano de obra extranjera que llegaba a España, parte de las poblaciones inmigrantes han optado por abrir negocios de venta al por menor, destacando entre ellos, el de venta de alimentos (Buckley, 1998: 285). Concluyendo con la interpretación de fruterías en los barrios como un indicador significativo en la determinación de la aceptación de la multiculturalidad y no gentrificación en los barrios.

2.3. HIPÓTESIS
La hipótesis que se plantea en el siguiente trabajo de investigación es: las teorías urbanísticas neoliberales han configurado la realidad urbana de Madrid, donde la búsqueda de beneficios económicos del suelo ha sido el objetivo predilecto, por encima de cualquier otro, de la Administración Pública madrileña. Este planteamiento se nutre de que no todos los planes de ordenación urbana son los más aconsejables en el futuro de la ciudad, asumiendo que, los objetivos que se quieran alcanzar desde la Administración Pública local irán motivados para que Madrid sea una ciudad predilecta para vivir y con una gran calidad de integración y promoción de igualdad para sus conciudadanos, más allá de ser uno de los pilares laborales del país.
A raíz de esta premisa, compararemos las teorías urbanísticas que más encajen en la ciudad, después de haber analizado el contexto histórico, y siguiendo un criterio en el que determinaremos que un mejor encaje será determinado por aquellos usos del suelo que presenten un menor grado de segregación económica, cultural y social de los ciudadanos a la vez de también presentar un mejor contexto para la vida comunitaria y mayor uso de los espacios públicos. Esto, en conclusión, como freno a las políticas neoliberales que están configurando cada vez más el espacio.
3. PLANES DE ORDENACIÓN URBANA
3.1. PROPUESTA CRONOLÓGICA
El marco cronológico que abarcaremos irá desde 1985, haciendo cortas menciones a periodos anteriores de ser necesarias para contextualizar, hasta la primera década del S.XXI. Para realizar este ejercicio de manera más efectiva al abarcar un periodo tan amplio de la historia urbanística de Madrid, realizaremos una esquematización guiándonos por el libro Madrid, 1900-2010. Guía de urbanismo y diseño urbano (López, 2016). Siguiendo este orden:
- Plan General de 1985
- Cambio de coordenadas y avance hacia 1990
- Plan General de 1997
La elección de este marco cronológico para la realización del trabajo se ha planteado debido a que se corresponde con la entrada de la democracia de los ayuntamientos (1979) (López, 2016; 80). Además, es un periodo en el que se puede observar el proceso de evolución y desarrollo hacia un urbanismo de corriente más liberal en Madrid. Finalmente, este periodo comprende el boom del ladrillo que tan determinante ha sido en la configuración urbanística y social de la ciudad. (De Santiago, 2012; 101).
3.2. PLAN GENERAL DE 1985
El primer plan de ordenación urbana producido en la democracia fue el Plan General de 1985. Este mismo, se gesta hacia 1983 bajo la crisis demográfica y económica de finales de los 1970 y primeros 1980 y, por tanto, en un contexto deprimido en el que se había constatado claramente la detención del crecimiento demográfico y la recesión del mercado inmobiliario en el área metropolitana madrileña (Santiago, 2012). Debido a esto, el plan se formula como un momento de reorganización o reestructuración de la ciudad (Ayuntamiento de Madrid, 1985)
De esta manera, el Plan General de 1985 planteaba como necesario:
“En cuanto a los problemas que constituyen su objeto primordial, se entiende que son, aquí y ahora, los de la ciudad existente, heredados y acumulados como resultado de un proceso de formación acelerada de corte especulativo del área metropolitana. […] Madrid es hoy una ciudad inacabada, roya, cuyas carencias se plasman en una insuficiente e inadecuada ordenación urbana. El Plan se dirige, así, a paliar, o mitigar al menos, esos problemas que podrían resumirse como un objetivo de terminación, de remate o compleción de sus insuficiencias” (Ayuntamiento de Madrid, 1985).
El Plan de 1985 es entonces formulado como una respuesta a los problemas heredados de la ciudad, por mencionar algunos, aquellos generados por el Plan Castro que configuró la urbanización del extrarradio de Madrid de manera caótica y desatendida (falta de recursos públicos, mala higienización, conjuntos suburbiales inconexos). La falta de atención a las condiciones de calidad urbana de estos barrios se debe por ser zonas industriales y obreras de Madrid en los que únicamente se buscaba poder alojar a las poblaciones migrantes del campo (López et al, 2016; 43). Ejemplos de zonas configuradas caóticamente podemos mencionar: Tetuán, Carabanchel u Hortaleza, distritos que hoy en día siguen siendo de composición obrera y aún azotados en gran parte por estas problemáticas heredadas. Resolver los problemas y reconfigurar el espacio ya existente es una gran acción en la lucha contra la segregación y la especulación del suelo (Roch y Guerra, 1981) como planteaba el Plan de 1985, pero que si no se hace de manera correcta puede no resolver los problemas estructurales de la ciudad heredada.
Una acción específica del plan que iba con la intención de resolver y reconfigurar el espacio y, que valoramos positivamente por ser un modelo distinto de planificación urbana alejado de la ortodoxia, fue la búsqueda de conectar los barrios inconexos con la ciudad, y el desarrollo conjunto ciudadanos/administración que se dio en la reestructuración urbanística y en el diseño de estos barrios, promovido por la fuerte acción sindical y vecinal de esos años. No se buscaba expandir más sino mejorar lo ya existente atendiendo a las peticiones de los habitantes de esos barrios (López et al, 2016; 44).
El Plan configuró el suelo a tratar en tres porciones: heredada, finalista y remitida. Las primeras, eran aquellas que asumía y convalidaba al encontrarse aún en ejecución por planes anteriores. Las segundas, son aquellas cuya ordenación ha sido realizada por el Plan General de 1985. Las últimas son aquellas cuya redacción final del planteamiento se remite al área correspondiente para concretar su ordenación final[7] (Ayuntamiento de Madrid, 1985). Entendía que la ciudad era un cúmulo de partes que debía ser diferenciado y tratado en función de esto, y no como un todo igualitario.

3.3. CAMBIO DE COORDENADAS Y AVANCE HACIA 1990
El panorama recesivo bajo el que gestó el Plan de 1985 en el momento de su aplicación se encontraba desfasado con la realidad económica de la ciudad. Se había superado la recesión y se estaba produciendo un aumento de la demografía, algo que el Plan de 1985 no contemplaba, ejemplificado en, tener como pilares fundamentales la austeridad y la mejora de los barrios ya existentes antes que medidas expansionistas. Debido a este enfoque recesivo, el Plan de 1985 no contemplaba un aumento del suelo urbanizable que hiciera frente a estas nuevas condiciones demográficas, lo cual desembocó en un aumento del precio de los inmuebles. Promoviéndose así, la idea de la reconfiguración del Plan de 1985 adaptándolo a los nuevos tiempos y, posteriormente, la de creación de uno nuevo que sustituyera la idea de austeridad/reconfiguración por una de obtención de mayores beneficios y aumento de viviendas (López et al, 2016; 101).
En 1990 se presentó la primera revisión del Plan, donde se hizo una reconfiguración total de la filosofía. Como nos dice Eduardo de Santiago (2016):
“Por un lado, la constatación del cambio de situación económica y la necesidad de posicionar a la ciudad en el nuevo escenario de la competitividad europea, que se traducía en la reserva de suelo para actividades estratégicas, en línea con el entendimiento del territorio como oportunidad. […] Por otra parte y para resolver el estrangulamiento de la oferta de viviendas, en el Avance se impulsaba también una ambiciosa política de suelo residencial a gran escala, en la que ya se planteaba ocupar prácticamente todo el suelo del término municipal a excepción del Monte del Pardo, reservando nuevo suelo urbanizable para un total de 109.000 viviendas.”
Este cambio es bastante radical en lo que respecta del planteamiento anterior, observamos como se pasa de un planteamiento de reparar las grietas de planes pasados a, seguir aumentando las dimensiones de la ciudad intentando conseguir la mayor rentabilidad posible y sin subsanar a los barrios mas desprotegidos.
- Plan General de 1997
El Nuevo Plan General de 1997 (NPG) supuso uno de los mayores agravios, desde el punto de vista económico, en la historia de Madrid (López, 2016; 114). Este plan fue el principal promotor de las políticas neoliberales en el ámbito urbano que han configurado Madrid en lo que es hoy día, fomentando la preexistente segregación racial por barrio, la guetificación[8] y las desigualdades en el acceso a los servicios públicos norte/sur que la ciudad acarreaba anteriormente (Observatorio Metropolitano, 2015; 139). Como ejemplos específicos podemos hablar del gasto acarreado de las nuevas expansiones urbanísticas enfocadas a las clases medias como Montecarmelo, Sanchinarro o Las Tablas, en contraposición, de las posibles actuaciones de acondicionamiento y mejoras en materia de vivienda y urbanísticas de barrios como La Cañada Real
El Nuevo Plan General de 1997 se podría resumir en dos actuaciones que lo caracterizaron. Por un lado, la política masiva de liberalización del suelo para la construcción de vivienda, alumbrado bajo lo que sería el lema del Plan de 1997: “planeamiento al límite de la capacidad”. Planteó así, la disminución del coste de la vivienda bajo el mecanismo de aumento masivo de la oferta de inmuebles. Posteriormente, hemos visto que esta medida no sería efectiva y se convertiría en uno de los condicionante que agravarían la posterior crisis del 2008.
El ayuntamiento de Madrid reconoce, en la revisión del Plan de 1997, que:
“La participación del capital suelo en la capital vivienda no ha dejado de crecer [en Madrid] desde finales de la década de los 90. A principios de los 90, la participación del suelo en la vivienda no alcanzaba el 30% y en 2008 esta participación era superior al 45%. Es decir, que entre 1990 y 2008 el valor del suelo se ha multiplicado [en el municipio de Madrid] por ocho mientras que el de la edificación lo ha hecho tan sólo por tres. Además, estos incrementos se concentran básicamente en la última década de la serie 1997-2007, en la que el precio del suelo crece a una media del 25% anual. Este tipo de comportamiento en los precios de la vivienda y el suelo era precisamente el que se proponía evitar el Plan General de 1997 cuando planteaba como meta facilitar el acceso a la vivienda a los ciudadanos demandantes generando suelo urbanizado suficiente para estabilizar los precios” (Ayuntamiento de Madrid, 2012: 127).
Reconoce también que:
“el planeamiento al límite de la capacidad territorial del municipio no constituye por sí mismo un factor de estabilización del mercado inmobiliario residencial y por el contrario sí plantea un modelo de desarrollo urbano extremadamente caro en términos de generación y mantenimiento de las redes Públicas de infraestructuras implicadas” (Ayuntamiento de Madrid, 2012: 129) o que “al llevar el planeamiento al límite de la capacidad de acogida del término municipal, pero sin considerar los límites ambientales, sociales y económicos del modelo, se consolida un proceso expansivo con un gran consumo de suelo” (Ayuntamiento de Madrid, 2012: 51).
La segunda característica fue, las irregularidades metodológicas y jurídicas que acompañaron todo el proceso de urbanización de los suelos. En base a la supuesta urgencia del problema de la vivienda en Madrid ―con el fin de que el suelo estuviera disponible en el mercado durante el primer Cuatrimestre de vigencia del Nuevo Plan General (NPG)―, la opción para su desarrollo fue la tramitación sector a sector de las respectivas Modificaciones Puntuales del Plan General (MPG) de 1985, de forma simultánea a su incorporación al NPG que se estaba redactando al mismo tiempo. Este singular procedimiento de doble tramitación paralela significaba en realidad, como indica Leguina (2004), dar a los PAU’s[9] una cobertura legal suplementaria que permitiera llevar adelante la operación, aun en el caso en que se empantanase el procedimiento de las MPG (López, 2016: 108; López, 2016: 116). Sumado al proceso irregular al que se sometieron los PAU’s y gran parte de los suelos urbanos este fue también un periodo caracterizado por grandes proyectos como la Ciudad Deportiva del Real Madrid Club de Fútbol o la Ciudad Aeroportuaria y Parque de Valdebebas (López et al, 2016: 131).
Podríamos establecer este plan como clave en la configuración de ciudad neoliberal en el que se ha asentado Madrid, olvidando la cohesión y unidad que se buscaba en el Plan de 1985 para sustituirlo bajo la idea de explotación del suelo urbanizable y obtención de beneficios. Entendiendo que, la Madrid más reciente ha sido configurada bajo la idea de expansión y poca cohesión. La expansión urbana lo que ha generado es el desplazamiento de la población madrileña fuera de los cascos antiguos hacía estas nuevas zonas urbanas periféricas, configurando la vida remanente en estos centros históricos como “no lugares” (Augé, 1992: 83) donde la población solo está de paso y hay un predominio del consumo por encima de todo lo demás.

Fuente: Ayuntamiento de Madrid (1997). Plan General de Ordenación Urbana de Madrid.
4. REPENSAR LA CIUDAD
En el último apartado del trabajo conjugaremos los dos anteriores, que nos han servido como materia prima y contextualización, en el ejercicio de repensar nuestra ciudad y hacer una síntesis para determinar lo que debería, y podría ser, Madrid en el futuro.
Podríamos hablar de este último apartado como un ejercicio práctico e imaginativo en la determinación de papeles y funciones que deben tener los actores como la Administración y los ciudadanos en todo este proceso.
Estructuraremos este apartado en tres partes, la primera de ellas que irá enfocada hacia el estado actual de la ciudad, los problemas que acarrea y por qué es importante el urbanismo en todo esto. El segundo apartado es el papel de los ciudadanos en los futuros procesos urbanos. Por último, el papel de la Administración como agente motor y ejecutor en la concepción y configuraciones de la ciudad.
4.1. MADRID HOY
Repensar la ciudad se configura relevante cuando tenemos en cuenta que la desigualdad social y económica madrileña que se sufre, y está hoy en día más presente que nunca, es el resultado de las políticas segregacionistas de fronteras entre barrios, del progresivo desmantelamiento de los servicios públicos y la inocuidad redistributiva de las políticas públicas, localizando en la vivienda su manifestación más visible (García, 2021; 19). La vivienda, y el suelo urbano en general, ha sido el campo preferente de la mercantilización de las políticas neoliberales (García, 2021; 19).
El Madrid actual, configurado a partir del Plan de 1997, está caracterizado por varios elementos, entre ellos, la gentrificación que sufren muchos de sus barrios ocasionando un desplazamiento de las poblaciones obreras hacia las periferias, conllevando esto, el desmantelamiento de los tejidos asociativos y vecinales allí creados (Hernández, 2016; 79). Antes, mencionábamos las fruterías como un indicador de diversidad urbana y social, si quisiéramos observar un indicador de la gentrificación en los barrios se podría hacer mediante la desaparición de tiendas y comercios de proximidad (ferreterías, papelerías, colmados) cambiando hacia comercios con productos más costosos generando así una mutación del paisaje urbano y humano de estos barrios (Hernández, 2016; 80). Para ver ejemplos de esto no nos hace falta más que dar una vuelta por el barrio madrileño de Malasaña, el cuál ha sufrido una transformación social y urbana deliberada y sistemática debido a las políticas de desarrollo urbano enfocado a lo global frente a lo local. Ello ha propiciado la mercantilización del espacio urbano en sus componentes residenciales, culturales, recreativos y comerciales y ha impulsado la expulsión de la población (Justo, 2011; 74).
De esta manera, Madrid está actualmente configurado como una ciudad caracterizada por las dinámicas de consumo donde sus cascos históricos son fachadas comerciales de empresas multinacionales donde le es imposible residir a la población local, ocurriendo así una teatralización[10] de lo que es la vida en Madrid para los madrileños obreros. Por todo esto, es importante que atendamos a las teorías urbanísticas, a la diversidad urbana y al repensar nuestras ciudades si queremos plantear un urbanismo capaz de hacer frente a estas problemáticas sociales cada día más asentadas en cada uno de nuestros barrios

4.2. ¿POR DÓNDE EMPEZAR?
Para la realización de este apartado nos nutriremos, en la mayor parte, de la metodología e ideas expuestas por Paisaje Transversal en su libro Escuchar y transformar la ciudad. Urbanismo colaborativo y participación ciudadana.
Gran parte del trabajo realizado hasta ahora ha ido con la idea de que el lector haya podido configurar un esquema mental en el cuál ir respondiendo a la pregunta de investigación motivadora de este trabajo ¿Qué conceptos clave deben estar presentes en los futuros planes de urbanismo madrileño para mejorar la habitabilidad? Y, pese a posiblemente tener algunas ideas claras respecto a los conceptos clave, se presenta el gran reto de materializar estas ideas en una puesta en marcha donde el punto de inicio no parece muy sencillo de determinar. Como bien nos dice Paisaje Transversal (2019):
“el urbanismo y la arquitectura pueden ser una herramienta para los grandes retos sociales y ambientales de nuestro tiempo, y para hacerlo contando con la participación de todos los actores que intervienen sobre el hecho urbano: Los profesionales de diferentes campos, las instituciones Públicas, la ciudadanía, las entidades que conforman la sociedad Pública y el sector privado”.
Siendo este, exactamente, el punto de partida de todos nuestros futuros planes urbanísticos: la colaboración y escucha de la multitud de agentes implicados en un solo gran proceso como es una ciudad viva, dinámica y constantemente cambiante como es Madrid. Lo que son hoy nuestras ciudades son fruto de dinámicas de poder, tensiones y movimientos sociales, por ende, debemos pensar en ellas como algo que se mueve, interactúa y se desarrolla, únicamente así, es que podemos configurarlas como algo distinto de lo que son, alejándonos de la naturalización del liberalismo y del pensamiento estático o impuesto de la realidad urbana. Las ciudades son un organismo vivo donde se debe gestar una realidad determinada por todos sus actores.
La participación ciudadana es un elemento clave en la construcción democrática de las ciudades, la cual es imprescindible aunar con los conocimientos técnicos y teóricos de los urbanistas para así enriquecerlos y conseguir que nuestros planteamientos conceptuales tengan cabida en la realidad y en el día a día de las ciudades. Para conseguir esto, es especialmente relevante un reforzamiento de los canales de participación ciudadana donde la opinión pública se presente de manera más decisiva que consultiva.
Uno de los grandes problemas que presentan los programas participativos, como pueden ser los presupuestos participativos, es la elección entre variables ya determinadas donde se elige a la carta entre pocas opciones ya impuestas. Los planes urbanísticos deben, desde su concepción, contar con la participación a priori de los vecinos de estas zonas. En este sentido, debemos revindicar la participación como un medio y no como un fin en sí mismo, una vía para escuchar y actuar conjuntamente en un urbanismo que tenga como finalidad una transformación real.
Podríamos determinar que el primer paso en el futuro de un urbanismo más sostenible (social, ambiental y económicamente) y diverso, llega de la mano de los vecinos que van a llenar esos espacios. Como bien nos plantea Janea Jacobs (1961) y Henry Lefebvre (1968), debemos entender las ciudades como algo propio de lo que somos participes en su evolución y cambios constantes, debiendo tomar las calles activamente para dotarlas de vida, revindicando que la ciudad es comunidad y son estos mismos vecinos los que la dotan de significado, negando así cualquier planteamiento que salga de arriba y que únicamente sea un agravante en la desposesión de la ciudad de sus habitantes en pros del sistema productivo.

4.3. ¿DÓNDE ACABAR?
En el apartado anterior hemos visto por donde empezar, pero también debemos tener claro cuál es el objetivo final que deseamos alcanzar para que todo el planteamiento urbanístico sea exitoso en su concepción y desarrollo. La utilización del prefijo “re-“no es ninguna coincidencia que se repita tanto a lo largo del trabajo. Nuestros planes tienen que ir dirigidos a mejorar nuestros espacios, unificarlos, entender el espacio como las relaciones humanas que lo conforman, los intercambios sociales y económicos y no como una yuxtaposición de piezas disgregadas, inconexas y totalmente individuales. Esto, justamente debe ser el fin de cada planteamiento y todos nuestros esfuerzos, debemos enfocarnos en ir hacia la creación de la ciudad bajo la concepción de participación, integración y diversidad social que, como hemos visto, es la única manera de que nuestras ciudades se conviertan en un espacio habitable donde haya cabida para algo más que el factor productivo de la vida.
Conseguir este objetivo debe tener como pilar fundamental la promoción de los espacios públicos e inclusivos dónde se impulse la vida en comunidad al igual que las asociaciones vecinales y las interrelaciones. Conseguir este objetivo para una ciudad como Madrid también responde a actuar respecto a los retos del futuro, como pueden ser la sostenibilidad medioambiental (con una menor utilización del coche promoviendo la cercanía y rehabilitación de los espacios para la vida), los problemas sociales de la densificación urbana o la gentrificación. Debemos volver al inicio, a las plazas, al diseño micro de la ciudad frente al macro, donde ocurre la vida de las personas, a los barrios obreros, a la coherencia en los planteamientos y a unificar y mejorar lo ya existente en vez de seguir creando y expandiendo en busca de rentabilidad. Para finalizar, y revindicar el “¿Dónde acabar?” diremos, una vez más, que el fin último debe ser generar espacios públicos, heterogéneos e inclusivos donde los vecinos ocupen un puesto predilecto y sus vidas se alejen lo más posible del individualismo, para que de esta manera puedan vivir plenamente la ciudad como ha sido concebida, como un espacio de intercambio (económico, social, cultural, e intelectual). Como bien nos decía Habermas (1964) en la importancia que tienen los espacios públicos y el urbanismo en los paradigmas y concepciones de la realidad de las personas: “Por espacio público entendemos un ámbito de nuestra vida social, en el que se puede construir algo así como opinión pública.”
4.4. EL PAPEL DE LA ADMINISTRACIÓN
La idea de un urbanismo consciente, donde importan los aspectos sociales y medioambientales, cada vez más, alejados del urbanismo antiguo donde solo importaban los aspectos técnicos y económicos está calando activamente en la Administración y cobrando una mayor importancia. Ejemplos de esto, los podemos ver en la Agenda 2030 y en el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) número 11 “Ciudades y comunidades sostenibles”. En él se describe lo siguiente:
“La creación de ciudades inclusivas, procura crear un vínculo de refuerzo recíproco entre urbanización y desarrollo y configurar asentamientos humanos fundamentados en la equidad, la justicia y la paz, bajo el principio global de no dejar a nadie atrás. Una Nueva Agenda Urbana que pretende ser fuerte y efectiva, con gobiernos locales y regionales empoderados, que faciliten la implementación y el monitoreo de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) a nivel local y también global.
La irrupción de modelos de crecimiento disperso y diseminado generó la aparición de nuevas urbanizaciones residenciales de baja densidad, con un alto consumo de suelo, una evidente separación o zonificación por usos y una elevada dependencia del vehículo privado, con los consiguientes impactos sociales, medioambientales y energéticos.”
El primer paso, como bien se desarrolla en la teoría de análisis de las políticas Públicas, es la fase de identificación y definición del problema, lo que bien se conoce como formación de la agenda. Este paso, en relación con el trabajo urbanístico a futuro, ya está implementado por la Administración General del Estado y las Administraciones Locales, siguiendo esta línea de acción y comprometiéndose con los ODS, pero, vamos a analizar específicamente lo que está haciendo el Ayuntamiento de Madrid como interpretación a este objetivo y la puesta en marcha de las políticas Públicas para alcanzar esta meta.
Si nos vamos al documento publicado por el Ayuntamiento de Madrid en su página web nombrado “metas e indicadores para el seguimiento” vemos un desglose de las actuaciones para alcanzar cada objetivo de los ODS, en el objetivo que nos concierne, vemos que todas las actuaciones relacionadas con la vivienda van enfocadas a la construcción de nuevos parques de viviendas, bonificaciones del IBI como medida para favorecer la salida al mercado de más viviendas destinadas al alquiler o reducciones fiscales para la compra de viviendas. Vemos, en definitiva, que la interpretación de este objetivo ha caído en la corriente neoliberal de más vivienda en vez de mejor vivienda. La Administración Pública, en todos sus niveles, pero especialmente local, es un actor primordial como ejecutor y formulador de los planes urbanísticos. Como estamos viendo, si este decide ajustarse a las teorías urbanísticas planificadas desde arriba y cuyo objetivo primordial es el beneficio económico y la creación de viviendas como solución simple a los problemas urbanos, este actúa como un agravante de las desigualdades sociales, materiales, raciales y culturales de las ciudades. (Grupo de estudios antropológicos la corrala, 2016: 165).
Entonces, ¿Cómo debería actuar la Administración? En primer lugar, decir que todas las actuaciones deben estar supeditadas al marco conceptual de autores y urbanistas que tengan un planteamiento de ciudad que abarque más allá de, únicamente, los edificios y la disposición de estos, sino que tengan en cuenta la realidad social de los barrios y contemplen ideas de integración e intercambio. Teniendo eso en mente, el urbanismo no debería ser cuestión solo de urbanistas, sino ser un área totalmente transdisciplinar donde sociólogos, urbanistas, arquitectos, antropólogos, geógrafos, o hasta gestores públicos tengan cabida y participación activa en los desarrollos urbanos, con el fin de realizar un trabajo completo que resuelva los problemas que atañen a una complejidad de factores y que requieren de una mirada plural. En segundo lugar, fomentar activamente la participación ciudadana. Pese a estar comprendido por el artículo 105 de la C.E. que, “tanto la legislación urbanística estatal como la autonómica han de garantizar y fomentar la participación ciudadana durante la tramitación de los instrumentos de planeamiento urbanístico”, el problema recae, como mencionábamos antes, que estos mecanismos de participación ciudadana solo se ciñen a una actitud informativa o colaborativa limitada. Por lo que un paso imprescindible en el papel de la Administración será reformular su relación con el ciudadano y hacerlo cada vez más participe. (Paisaje Transversal, 2019: 21).
Finalmente, las últimas dos herramientas clave de la Administración deben estar determinadas por la interdepartamentalidad y la colaboración entre agentes. El primero de ellos va en relación con la concepción de lo urbano como algo que va más allá del departamento de urbanismo y el cuál necesita contar con áreas como economía, movilidad, medioambiente y servicios sociales para una efectivo planteamiento y ejecución. Necesitamos diversificar para obtener una perspectiva integral. Si el anterior concepto hacía referencia a la colaboración interna, el segundo lo hace en la colaboración externa. Debemos diseñar espacios y dinámicas que permitan la cooperación entre los diversos actores que operan sobre el territorio, suponiendo esto, que la Administración deba ser capaz de impulsar procesos de trabajo conjunto entre los tres grandes grupos: ciudadanos, Administración y agentes económicos. (Paisaje Transversal, 2019: 19) En definitiva, un actor que tenga en cuenta un contexto amplio y que atienda a factores como la gobernanza en el desarrollo de las ciudades.

5. CONCLUSIONES
A lo largo de este trabajo de investigación hemos podido comprobar de primera mano las diversas significaciones que tienen las teorías urbanísticas y las construcciones de ciudades, las cuales, tienen la capacidad de modificar las realidades sociales, económicas y políticas de los ciudadanos condicionándolos a relacionarse, vivir y pensar de una manera u otra. A su vez, hemos podido observar como se ha ido configurando Madrid hasta convertirse en una ciudad donde predomina el espacio urbanizable frente al espacio público, o a la coherencia entre sus diversos barrios.
De esta misma manera, podemos confirmar la hipótesis de nuestro trabajo de investigación, donde las propuestas y el desarrollo urbano de la ciudad han estado enfocadas al beneficio económico por encima de la cohesión social. Alcanzando, bajo un enfoque de primacía de lo económico y de políticas urbanas neoliberales, su máximo exponente en el Plan General de 1997 o en las reconfiguraciones de barrios como Malasaña. El Ayuntamiento de Madrid, ha configurado el espacio urbano promoviendo el consumo e individualismo. Habiendo confirmado esto, recalcar la indudable necesidad de alcanzar una mayor sostenibilidad tanto social, como medioambiental y económica, en los futuros desarrollos urbanos de sus barrios.
Esta sostenibilidad solo podrá ser alcanzada, como hemos visto, si concurrimos en planes donde el enfoque se halle en el ciudadano y el contexto, en contraposición, de aquellas teorías que tengan como finalidad última un incremento del número de viviendas y la mayor rentabilidad posible del suelo a coste de limitar los espacios públicos o la capacidad vecinal que se podría generar en los barrios. Cabe destacar aquí, la relevancia que tiene la Administración Pública la cual, a su vez, debe reconfigurar sus mecanismos de participación ciudadana, de enfoque y de organización interna y externa con el fin de hacer estas realidades urbanas sostenibles posibles.
A pesar de la variedad de teorías urbanísticas planteadas por parte de los autores podemos afirmas que todas comparten como punto en común que la diversidad urbana, tanto de sus gentes como de sus usos, son el pilar clave de un buen funcionamiento de las ciudades. Valorando así positivamente este concepto como elemento clave y determinante en la evaluación que hemos realizado en el estudio de los planes urbanísticos históricos, elementos clave y propuestas a futuro de la ciudad.
Pese a todo esto, se requiere ahondar más en el estudio del urbanismo como materia multidisciplinar y las implicaciones y posibilidades que puede acarrear, a la vez, de un análisis más extenso y zonificado de la realidad social, económica y cultural de los distintos barrios madrileños para así poder dar una respuesta consolidada y específica en la determinación de ideas clave en los futuros desarrollos urbanos que puedan llegar a haber. Nuestras limitaciones materiales y conceptuales han impedido dar con respuestas que puedan ser aplicables a la realidad inmediata madrileña sin necesidad de una reconfiguración específica de la zona, pero, hemos podido dar con la determinación de conceptos clave universales que deben estar presentes en cada plan urbano propuesto en el futuro de cara a la búsqueda de un urbanismo más consciente, sostenible y comunitario.
Para finalizar, la visión otorgada en este trabajo sirve como justificación en la importancia de la diversidad como factor fundamental en el urbanismo al igual que la relevancia de la Administración Pública como actor y promotor de esta misma. Las futuras investigaciones deben atender a estos conceptos como primordiales y seguir ahondando en la materia desde un enfoque que permita una panorámica más amplia, pero sin descuidar estos elementos como puntos clave del entendimiento de las ciudades.
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[1] Vilaseca, C. (2022), Golf in Madrid regala green fees para dar a descubrir los mejores campos de golf de la Comunidad de Madrid, Asociación de Campos de Golf de Madrid [en línea] disponible en https://asociacioncamposgolfmadrid.com/es/golf-in-madrid-regala-green-fees-para-dar-a-descubrir-los-mejores-campos-de-golf-de-la-comunidad-de-madrid/
[2] Ayuntamiento de Madrid (2022), Centros Juveniles del Ayuntamiento de Madrid, Ayuntamiento de Madrid [en línea] disponible en https://www.madrid.es/portales/munimadrid/es/Inicio/Jovenes/Direcciones-y-telefonos/Centros-Juveniles-del-Ayuntamiento-de-Madrid/?vgnextfmt=default&vgnextoid=ae68e4bf4ae67310VgnVCM2000000c205a0aRCRD&vgnextchannel=fe07b7dd3f7fe410VgnVCM1000000b205a0aRCRD
[3] Entendida como sentimiento de pertenencia al grupo y de interacción constante entre los individuos que la conforman sin ánimos de lucro.
[4] Eslogan de una famosa campaña publicitaria de IKEA que promovía tu casa como algo aislado de toda la demás realidad urbana, donde tú eras el único jefe.
[5] Término que utiliza el autor para referirse al desplazamiento obligatorio en transporte privado (coche) debido a la falta de medios públicos. La movilidad se realiza de garaje a garaje, sin ninguna otra alternativa.
[6] El cinturón rojo madrileño es aquel conformado por aquellos barrios nacidos de los movimientos migratorios campo-ciudad y que se han configurado como barrios obreros, de clases bajas y problemáticos. Por delimitar geográficamente, son todos aquellos que van de Canillejas a Campamento.
[7] No viene más información en la memoria del plan de a qué áreas correspondientes hacía referencia. Por ende, desconocemos quien tomarán esas decisiones ulteriores.
[8] Agrupación por etnia, especialmente gitana, que ocurre en los barrios. Sumado a marginalización en la atención por parte de la Administración madrileña y a la promoción de la imagen de la delincuencia como característica de estos barrios.
[9] Programa de Actuación Urbanística (PAU)
[10] Con teatralización hacemos referencia a la caracterización que hace Madrid de si misma para promover las dinámicas de consumo a costa del abandonado a su población autóctona en pros de otras que conlleve mayores beneficios económicos.
[11] Imagen esquematizada de la propuesta de desarrollo de los Planes urbanísticos por parte de la oficina de innovación urbana Paisaje Transversal.