INTRODUCCIÓN
Japón es conocido por su gran desarrollo económico y encontrarse entre las economías más industrializadas del planeta. Sin embargo, las grandes aglomeraciones urbanas de Tokio y la región metropolitana del Keihanshin (Kioto, Osaka y Kobe) nos pueden hacer olvidar que, durante mucho tiempo, fue un archipiélago eminentemente rural. De hecho, a pesar de la despoblación masiva que las zonas rurales han sufrido en este último período histórico, Japón sigue valorando su importancia, que se manifiesta en nociones culturales como fūdo (風土), una noción que sintetiza la concepción del medio natural y la vida humana de forma conjunta, sin estar disociados (Kawasaki, 2019, p. 211).
El propósito de este ensayo consiste en exponer una serie de aspectos generales sobre la importancia del medio rural de Japón, pretendiendo servir no solo como escrito divulgativo para cualquier interesado en materia, sino también como punto de partida para la investigación académica antes de indagar en temas más profundos. De esta manera, en los siguientes apartados se explicarán resumidamente las características generales del medio rural de interior en Japón, las formas de asentamientos más usuales y el medio agrícola. A continuación, se desarrollará el contexto particular de las aldeas de Shirakawa-gō y Gokayama, teniendo en cuenta su importancia como punto de referencia del Japón rural como Patrimonio Mundial de la Humanidad y la singularidad de las casas de estilo gasshō-zukuri. Finalmente, se responderá a la pregunta de dónde se centran mayormente los esfuerzos de revitalización rural para el resto de espacios.
JAPÓN Y LOS ASENTAMIENTOS RURALES
En todo el territorio japonés podemos encontrar diversas formas de asentamientos rurales según el medio. Sin embargo, a excepción de en áreas como Hokkaido y regiones montañosas en el centro de Honshu, donde es posible encontrar granjas aisladas, la actividad agrícola comunal es el tipo de organización rural que ha primado históricamente en Japón. Esto ha favorecido la creación de asentamientos rurales con viviendas agrupadas. Karan (2005, pp. 206-208) los expone en los siguientes cinco tipos: jōri (条理)[1], shinden (新田)[2], gōshi (郷士)[3], pueblos de los que se abastecían señores de fincas feudales alejadas de los núcleos de Kanto y Kinki; tondenhei (屯田兵)[4], asentamientos pioneros desarrollados por milicianos en Hokkaido para defender nuevas tierras de cultivo; y echigo (越後)[5], propios de las llanuras de Niigata. Los dos primeros, jōri y shinden, aparecen representados en los siguientes planos:

(extraído de Karan, 2005, p. 207)

(extraído de Karan, 2005, p. 207)
Como podemos observar, en una población planificada del tipo jōri, basada en un sistema ya existente en los siglos VII y VIII de forma primigenia, las viviendas de la aldea se encuentran en un grupo definido y las tierras siguen un patrón de cuadrícula, divididas teniendo como medida básica el chō (町), equivalente a 109,09 metros cuadrados. Páramos o pantanos reclamados como campos de arroz. Las dimensiones de esta planificación pueden encontrarse todavía en pueblos, campos y carreteras, especialmente en la zona de Kioto, Nara y Osaka (Karan, 2005, p. 206). Según un estudio de 1986 (citado en Kinda y Kobayashi, 1988, p. 83), existe una estrecha relación entre la planificación jōri y la formación de fronteras administrativas de las antiguas provincias.
En cuanto al segundo tipo, los shinden surgieron como nuevas tierras de cultivo de arroz durante el período Edo (1603-1867), cuando el shogunato y los daimios incentivaron el reclamo de tierras para incrementar de esa forma los impuestos. La reclamación de tierras se realizó de forma progresiva en zonas de marea de Kyushu, Shikoku y buena parte de Honshu, resultando en unas 15000 aldeas y más de 1,1 millones de hectáreas de terreno nuevo cultivable en 1867. Con la era Meiji (1867-1912), la reclamación de shinden continuó en albuferas, lagos y deltas al noroeste de Honshu (Karan, 2005, pp. 206-207).
En relación con el cultivo del arroz, es necesario destacar su importancia como una parte indisociable de la imagen del medio rural japonés, ya que, junto con los bosques, arroyos, acequias de riego y otros campos de cultivo, los arrozales constituyen el paisaje de satoyama (里山)[1], un ejemplo capital de la noción de fūdo. Por lo general, en una población típica de satoyama, los campos de arroz suelen ubicarse adyacentes a los pastizales y los bosques, que a menudo formaban el límite con la siguiente aldea. Estos paisajes no son silvestres, sino que se han desarrollado a través de la intervención humana a lo largo de los siglos. Sin embargo, a pesar de ser un paisaje creado para el consumo humano, genera de forma indirecta un ecosistema que no solamente abastece a una comunidad de personas, sino del que también depende una gran diversidad de especies animales y vegetales. Por ejemplo, los humedales preservados para el cultivo de arroz proporcionan un hábitat óptimo para la alimentación, apareamiento, maduración de huevos y crecimiento de crías de un sinnúmero de especies de peces y moluscos, además de insectos y anfibios que viven en el agua durante las primeras etapas de su vida. (Kobori & Primarck, 2004, pp. 3-5).
LAS VIVIENDAS DEL JAPÓN RURAL
El tipo de vivienda tradicional de las clases humildes japonesas, construidas desde épocas antiguas hasta la era Meiji en el siglo XIX, recibe el nombre de minka (民家)[1]. Generalmente, se clasifican en cuatro tipos según la población: nōka (農家) o casas de campo, machiya (町屋) o casas urbanas, gyoka (漁家) o viviendas de pescadores, y sanka (山家) o viviendas de montaña (Caparrós & Astarloa, 2017, p. 76).
Existen numerosas diferencias, sutiles pero significativas, entre las minka de distintas regiones, tal como detalla Nishi (1967, pp. 242-243, 248-249) en su estudio de diferentes áreas de campo de Japón. Sin embargo, una característica omnipresente es la orgánica adaptación de la vivienda a las condiciones climáticas, que revela la estrecha consideración por el clima y las estaciones locales en la construcción. Un ejemplo de ello es el tejado con cubierta de paja o kaya (茅), sostenida por un entramado de vigas. Dicho tejado varía según la localidad, pero su presencia respondía a las necesidades de una sociedad predominantemente agraria, que podía disponer de asistencia vecinal en el mantenimiento de la vivienda, prescindiendo así de materiales más caros como la teja y manteniendo igualmente la calidez que ofrece en invierno y la frescura en verano. Todos los tejados, independientemente del material, cuentan con pronunciados aleros que protegen de la nieve en invierno, de las lluvias del tsuyu (梅雨)[1] y del sol en verano, al tiempo que deja pasar al interior los rayos más bajos.

Tejas ornamentales, propias de edificios más sofisticados como templos, castillos, palacios y residencias de la aristocracia o terratenientes ricos.

Casa con siete chigi (千木) o vigas ornamentales, cerca de Himeji, prefectura de Hyōgo (fotografía: H. Sugimoto). Ejemplo de elemento ornamental en tejados humildes.

Reparación de un tejado de paja, cerca del lago Biwa (fotografía: H. Sugimoto).
A nivel arquitectónico, es importante destacar la particularidad del entramado de la casa japonesa, compuesto por un sistema de dos plantas: la planta principal o jikugumi (軸組) y la cubierta o koyagumi (小屋組). Con el fin de levantar la planta principal del terreno, el carpintero realiza un entramado de vigas y pilares que crean una galería de altura interior o geya (下屋) alrededor de una zona central o jōya (上屋). Por otra parte, la estructura de la cubierta está compuesta de una serie de pares sujetos sobre las vigas que se unen con su opuesto en la cumbrera. A diferencia de la planta principal, levantada por un profesional, la cubierta la construye principalmente la comunidad (Caparrós & Astarloa, 2017, p. 77-79).

Axonometría de la estructura de una minka: cimientos de una casa. (fuente: Ono, et al., 1993, extraído de Caparrós y Astarloa, 2017, p. 77).

), entramado de jikugumi con los nombres de cada tipo de viga. (fuente: Ono, et al., 1993, extraído de Caparrós y Astarloa, 2017, p. 77).

entramado de koyagumi también con nombres. (fuente: Ono, et al., 1993, extraído de Caparrós y Astarloa, 2017, p. 77).
A pesar de que la distribución de las habitaciones tiende a variar dependiendo del área, es común encontrar el centro de la planta presidida por el irori (囲炉裏), un hogar o chimenea abierta hundida en el suelo que sirve para calentar el interior de la casa y para cocinar al fuego con un gancho que deja la olla en suspensión. Para muchos japoneses, el irori puede evocar un profundo sentimiento de espíritu del hogar y un gran aprecio por la belleza intrínseca de las habitaciones individuales que lo rodean (Nishi, 1967, pp. 255-256).

Irori central apagado con una tetera metálica.
Otro factor importante que tener en cuenta a la hora de concebir el papel de una minka en la vida de sus habitantes es la organización familiar a partir del período Tokugawa, según la cual un solo retoño de la casa, el heredero, se casa y permanece en la vivienda familiar junto con los padres, mientras que el resto de los niños se mudan a otros hogares al casarse. Tal como afirma Drixler (2019, pp.68-70), este sistema que privilegia a una línea familiar ya existía entre las clases superiores, pero fue a partir del siglo XVII que se convirtió en el escenario en el que también la mayoría de los plebeyos de algunas regiones japonesas pasaban al menos una parte de sus vidas. De esta manera, a medida que los padres se jubilan o mueren y el heredero toma sus lugares, el hogar casi nunca tiene más de una pareja casada por generación y la vivienda y las tierras familiares nunca se fragmentan.
LAS ALDEAS HISTÓRICAS DE SHIRAKAWA-GO Y GOKAYAMA: CÓMO UNA PARTE DEL MEDIO RURAL LLEGÓ A SER RECONOCIDA COMO PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD
De toda la geografía nipona, las aldeas históricas de montaña Shirakawa-gō y Gokayama, poblaciones localizadas en las prefecturas de Gifu y Toyama respectivamente, forman una estampa mundialmente. En muchos aspectos, podríamos considerarlas como la ventana del resto del mundo al Japón rural. De hecho, no es coincidencia que en 1995, las aldeas de Ogimachi (término de Shirakawa-gō), y Ainokura y Suganuma (término de Gokayama), fueron declaradas Patrimonio Mundial de la Humanidad al cumplir con los dos siguientes criterios (WHC, 2020):
- ‘Criterion (iv): The Historic Villages of Shirakawa-go [sic.] and Gokayama are outstanding examples of traditional human settlements that are perfectly adapted to their environment and their social and economic raison d’être.
- Criterion (v): It is of considerable significance that the social structure of these villages, of which their layouts are the material manifestation, has survived despite the drastic economic changes in Japan since 1950. As a result they preserve both the spiritual and the material evidence of their long history.’
El espacio total incluye, en el caso de la aldea histórica de Shirakawa-gō, Ogimachi, una extensión de 45,6 hectáreas, perteneciente al actual municipio de Shirakawa (Gifu), y 1303 habitantes en marzo de 2017. En el caso de Gokayama, el espacio incluye las 18,0 hectáreas de Ainokura y las 4,4 de Suganuma, pertenecientes a las actuales localidades de Taira y Kamitaira (Toyama) respectivamente, con una población de 189 y 79 habitantes en las mismas fechas (Singh, 2017, p. 9).

Mapa que muestra la situación geográfica de Ogimachi, Suganuma y Ainokura, divididas por la frontera entre las prefecturas de Gifu y Toyama.

Localización del río Shō en Japón.
A pesar de encontrarse políticamente en distintas divisiones políticas, Shirakawa-gō y Gokayama están condicionadas por una situación geográfica similar. Ambas poblaciones bordean el río Shō en su camino desde su nacimiento en el monte Eboshi hasta su desembocadura en la bahía de Toyama.
Se tiene constancia de la existencia de estas poblaciones desde el siglo XI (Singh, 2017, p. 5). Sin embargo, al encontrarse en una zona montañosa, el contacto entre esta área y el mundo exterior era muy limitado hasta los últimos tiempos. Sin embargo, su situación ha hecho que se desarrollase un tipo de minka único en el país que hace uso de sistemas estructurales altamente racionales para adaptarse al entorno natural, que ha sido preservado como símbolo histórico y tradicional.
Mapa de edificios históricos de Ogimachi, núcleo histórico de Shirakawa-gō.Mapa de edificios históricos de Ogimachi, núcleo histórico de Shirakawa-gō.

Vista de Ogimachi (Shirakawa-gō) desde un mirador en diferentes épocas del año.

Vista de Ogimachi (Shirakawa-gō) desde un mirador en diferentes épocas del año.
Las grandes minka con techo de paja inclinado reciben el nombre de ‘estilo gasshō’, o gasshō-zukuri (合掌造)[1]. Deben su nombre a su frontón en forma de triángulo equilátero, que se asemeja a dos manos al rezar. Caparrós y Astarloa (2017, pp. 82-84) analizan la estructura gasshō-zukuri matizando el porqué de sus particularidades como minka. Por ejemplo, la cubierta de paja de este tipo de casas presenta unos aleros con pendiente particularmente pronunciada debido a las condiciones climáticas de la zona, con inviernos largos y duras nevadas en los que la nieve acumulada puede alcanzar los tres metros. Además, la estructura interior, que divide la casa en tres plantas, está asegurada por resistentes riostras diagonales que le dan a todo el conjunto una especial resistencia frente a los vendavales.
El mantenimiento de las cubiertas de paja es un proceso laborioso y debe su existencia a una comunidad basada en la asistencia mutua. El cambio de la cubierta requiere de varias capas de paja sobre el entramado de madera que conforma la estructura base del tejado. Estas capas de paja se colocan asegurándose con varas de bambú, que se unen a la base de la cubierta mediante cuerdas (Caparrós & Astarloa, 2017, pp. 83-84). El proceso requiere previamente haber agrupado, cortado y dejado secar la paja en fajos del mismo tamaño y buena calidad, un proceso laborioso que, en tiempos en los que no era posible contar con techadores profesionales, requería movilizar a la familia y al resto de habitantes de la aldea. De esta manera, los tejados de paja de estilo gasshō no solo reflejan la adaptación de las casas de Shirakawa-gō y Gokayama al medio rural, sino también la interdependencia de sus habitantes con el resto de la comunidad rural.
La estructura de las casas gasshō-zukuri viene también determinada por la principal actividad económica de la zona hasta el siglo XX: el cultivo de morera y la sericultura. Los criaderos de gusanos de seda se situaban en la planta superior de la vivienda, por lo que los techos contaban con celosías de bambú o enlistonados de madera para aprovechar el calor proveniente del irori central y el vapor y humo de la zona de cocina, antes de que saliera definitivamente al exterior a través de la cubierta de paja y de las puertas correderas de papel (Caparrós & Astarloa, 2017, pp. 82-84).

Partes de la estructura de una casa gasshō-zukuri, Puede apreciarse la zona central de la planta baja entre el resto de las habitaciones, donde debe situarse el irori (fuente: Caparrós y Astarloa, 2017, p. 87).
Otra razón que determina la estructura, concretamente la capacidad, de estas casas, es el número de personas que alojaba. Se sabe que, debido a las pobres condiciones económicas, propiciadas por el arduo clima, Shirakawa-gō contaba con un sistema singular de organización familiar en el que los parientes extensos vivían también bajo el mismo techo, contribuyendo a la agrupación de recursos y fuerzas para contribuir por la economía de la familia (Nishi, 1967, p. 256). Este es ejemplo en el que las casas gasshō-zukuri reflejan un profundo sentimiento de unidad comunal de las aldeas históricas.
ESFUERZOS DE REVITALIZACIÓN
Debido a su baja productividad agrícola, la economía de Shirakawa-gō y Gokayama está fuertemente orientada al turismo, proporcionando una experiencia del pasado tradicional del Japón rural hospitalidad local y comidas tradicionales en casas gasshō-zukuri transformadas en minshuku (民宿)[1]. Un informe sobre turismo en Shirakawa-gō (citado en Singh, 2017, pp. 12-13) registró poco más de 2,6 millones de visitantes en 2015, enfatizando que la mayoría de turistas extranjeros permanecen allí solo una media de 90 minutos.
Sin embargo, mientras los habitantes como Shirakawa-gō pueden depender del turismo, permitiéndose centrar sus esfuerzos en la preservación del medio natural y cultural para conseguir más pernoctaciones, muchas otras localidades es enfrentan a una situación de declive económico como consecuencia de la progresiva despoblación y envejecimiento poblacional, sin la ventaja que proporciona ser Patrimonio Mundial de la Humanidad. Es aquí donde intervienen los esfuerzos de revitalización rural, que por lo general están enfocadas a promover el consumo de productos regionales y una atractiva imagen del mundo rural para atraer nuevos residentes. En muchos casos se trata de iniciativas a pequeña escala propuestas por migrantes de retorno y alentadas por las autoridades municipales (Knight, 1994, p. 634).
Sin embargo, dentro del esfuerzo de revitalización, uno de los aspectos más prósperos es la puesta en valor de los paisajes naturales y su preservación. Un ejemplo de ello es la puesta en valor del ibis crestado (nipponia nippon) en la isla de Sado (prefectura de Niigata). Tal como indica un informe de la FAO (2011, p. 3) ibis crestado, pese a haberse encontrado al borde de la extinción, encontró en las condiciones del paraje de satoyama de Sado los árboles que necesita para descansar y anidar (pinos y quercus serrata) y alimento entre los insectos, peces, cangrejos de río y ranas que habitan en los arrozales. Los esfuerzos por reintroducir el ibis crestado en el medio natural han supuesto un renacimiento de las prácticas agrícolas tradicionales en Sado, en combinación con aplicaciones de tecnología moderna y la promoción de prácticas agrícolas ambientalmente racionales.

Terrazas de cultivo de arroz en Sado (Niigata).

Ibis crestado alimentándose sobre terreno cosechado.
Por otra parte, el concepto de satoyama recibió reconocimiento al convertirse en el nombre de la Satoyama Initiative, creada en 2010 por el Ministerio de Medio Ambiente japonés y el UNU-IAS (United Nations University Institute for the Advanced Study of Sustainability) como modo de institucionalizar el esfuerzo internacional para promover actividades coherentes con los paisajes naturales (IPSI, 2019). Hoy en día, la Satoyama Initiative cuenta con 258 organizaciones asociadas que emprenden y facilitan actividades de preservación dentro y fuera de Japón, pero siempre con el término satoyama en el nombre.
CONCLUSIONES
En definitiva, podemos comprobar cómo varios aspectos del medio rural japonés siguen representando el concepto de fūdo hoy en día. La organización del terreno y las minka son prueba de que, según la concepción tradicional del medio, lo individual solo existe en su conjunto. Por otra parte, espacios como Shirakawa-gō y Gokayama, pese a ser un espejo de la historia y tradición de forma muy reducida, preservan un recordatorio de la adaptación de la vida humana al medio rural. En este sentido, cada aldea que lucha por su revitalización, ya sea a través de su patrimonio cultural, sus productos o la biodiversidad de su medio, refleja una parte de la visión que estos espacios quieren transmitir.
Armando Molina Gómez
CITIES AND URBANISM IN ASIA PACIFIC_UPF
[1] Literalmente ‘razón’. Podríamos interpretarlo como ‘planificación racional’.
[2] Literalmente ‘nuevos arrozales’.
[3] Gōshi: samuráis de bajo rango asentados en el campo.
[4] Tondenhei: colonos militares estacionados en Hokkaido, reclutados después de la Restauración Meiji para hacer prosperar y defender la frontera norte de Japón.
[5] Echigo: antiguo nombre de la prefectura de Niigata.
[6] Literalmente ‘campo y montaña’. También puede utilizarse para referirse a la zona forestal únicamente.
[7] Literalmente ‘casa de la gente’. Es importante matizar que hoy en día es correcto llamar minka a cualquier residencia de estilo japonés de construcción antigua, prefiriéndose el término nōka al hablar de granjas de cualquier construcción.
[8] Literalmente ‘lluvia de (la temporada de) ciruelas’. Época de lluvias persistentes que generalmente dura desde principios de junio hasta mitad de julio.
[9] Literalmente ‘estilo de posición de manos al rezar’.
[10] Pensiones o casas de huéspedes tradicionales.
REFERENCIAS
Caparrós, P. J., & Astarloa, E. A. (2017). Arquitecturas reversibles de Japón. Las casas de Shirakawa-go. rita_revista indexada de textos académicos, (7), 76-85. Disponible en: http://ojs.redfundamentos.com/index.php/rita/article/viewFile/150/144
Drixler, F. (2019). Imagined Communities of the Living and the Dead: The Spread of the Ancestor-Venerating Stem Family in Tokugawa Japan. In Berry M. & Yonemoto M. (Eds.), What Is a Family?: Answers from Early Modern Japan (pp. 68-108). Oakland, California: University of California Press. doi:10.2307/j.ctvr7fdd1.8
Food and Agriculture Organization of the United Nations. (2011). Sado’s satoyama in harmony with Japanese crested ibis. Disponible en: http://www.fao.org/fileadmin/templates/giahs/PDF/GIAHS_Sado_proposal_17_Dec.pdf
International Partnership for the Satoyama Initiative. (2019). What is IPSI? Disponible en: https://satoyama-initiative.org/about/#start [Último acceso: 30/03/2020]
Karan, P. (2005). Japan in the 21st century: Environment, economy, and society. University Press of Kentucky.
Kawasaki, N., Purwasito, A., Pitana, T. S., & Sukarma, I. W. (2019). “風土 (Fuudo)” as Lingkungan Hidup. In Third International Conference of Arts, Language and Culture (ICALC 2018). Atlantis Press. Disponible en: https://download.atlantis-press.com/article/55913466.pdf
Kinda, A., & Kobayashi, K. (1988). Research Frontiers in the Historical Geography of Japan in 1978-1987. Geographical Review of Japan, 61. Disponible en: https://www.jstage.jst.go.jp/article/grj1984b/61/1/61_1_78/_pdf
Kobori, H., & Primack, R. (2004). Conservation for Satoyama, the Traditional Landscape of Japan. Arnoldia, 62(4), 2-10. Disponible en: www.jstor.org/stable/42954897
Nishi, M. (1967). Regional Variations in Japanese Farmhouses. Annals of the Association of American Geographers, 57(2), 239-266. Disponible en: www.jstor.org/stable/2569477
Singh, R. P. (2017). Cultural Landscape & Sustainable Urban Regeneration [Conferencia en PDF]. Vladivostok: FEFU International Summer School. Disponible en: https://shorturl.me/dq2f
World Heritage Centre. (2020). World Heritage. Disponible en: https://whc.unesco.org/en/list/734 [Último acceso: 24/03/2020]