¡En la esquina izquierda, la oculta, la desconocida, la secreta PYONGYANG!
Una ciudad plagada de misterios, de interrogantes irresolubles para el forastero, la capital más inaccesible del planeta, cerrada prácticamente a cal y canto durante más de seis décadas pero capaz de asombrar a su reducido número de visitantes con sus edificios monumentales, sus anchos bulevares, su desmesura, su pulcritud, su paradójico aspecto decadente y al mismo tiempo extrañamente futurista, de un futuro atrapado en el pasado.
Roger Mateos y Jelena Prokopljevic
Corea del Norte – Utopía de Hormigón, Muñoz Moya Ed. 2012.
¡En la esquina derecha, el único! ¡El inimitable! ¡¡El autor y protagonista de este cómic: Guy Delisle!!
Canadiense nacido en 1966, su popularidad no ha dejado de crecer entre los interesados en lo urbano gracias a sus crónicas dibujadas de diferentes lugares: Jerusalem, Birmania, Shenzhen… Este señor de culillo inquieto viaja a menudo para vivir en el extranjero durante periodos de tiempo considerables. Ya sea por su trabajo como director de animación, o por el de su mujer en Médicos sin Fronteras, Delisle retrata cada una de sus experiencias internacionales haciendo hincapié en la ciudad y sus habitantes.
El sentido crítico y el humor ácido de delisle son palpables tanto en lo que se lee como en lo que se ve. La selección de edificios y estampas urbanas que abren cada capítulo del cómic son sencillas pero certeras, llenas de múltiples significados y lecturas diversas.
Al igual que una grabación en vídeo no es una película, una historia en viñetas no es un cómic. Existen técnicas narrativas, formas de pautar una historia. En este sentido, Delisle es capaz de ponernos en su cabeza y su pellejo con cada salto de viñeta, así en ellas muchas veces no aparezca nadie o no se diga nada.
Pyongyang resulta ser más real en cuanto ciudad global, en el imaginario colectivo, que como lugar físico. Casi nadie tiene la esperanza (o el miedo) de caminar por sus calles algún día. A través de este cómic paseamos al menos su relato, sin moralismos excesivos o grandes mensajes, sin renunciar tampoco al carácter occidental de nuestro punto de vista.
Y es que ésta es otra de las características del cómic: Está escrito por un occidental para ser leído por occidentales. Su narración es la del impacto causado por la diferencia con el Otro. Casi una obra orientalista “desromantizada” que intenta arrojar luz sobre uno de los rincones menos iluminados del planeta. Esta luz, como todas las luces, no es natural ni neutra, al igual que no lo son los ojos con los que la leemos.
El estilo de Guy Delisle para dibujar la ciudad y su arquitectura es, en mi opinión, heredero de la Línea Clara, popularizado por Hergé a través de su conocidísima serie de Tintín. Una de las características de la Línea Clara es la forma en que los personajes son sintetizados hasta un estado caricaturesco, mientras que los entornos y paisajes son dibujados de forma fiel a la realidad.
De hecho, es conocida la obsesión de Hergé por documentar todo lo que dibujaba, sobre todo elementos de culturas exóticas, de las cuales guardaba un archivo personal.
¿Nos descubre Delisle ese Otro a través de lo urbano en lugar de lo etnográfico, como hiciera Hergé? ¿Se trata de un heredero moderno de ese descubridor del mundo que fue el gran maestro?
En cualquier caso, es de agradecer que Delisle, a diferencia de Tintín, sea un tipo sincero. Nos emociona abriendo su bitácora, sus pensamientos, sin la necesidad de cazar a los malos o matar rinocerontes con dinamita.
Manuel Saga, Bogotá
Artículo públicado en blogURBS el 27 de Enero de 2015