Un año: 1989. Una ciudad: Barcelona. Un sitio: una discoteca llamada Ars Studio.
Un chico americano, artista urbano, se acerca al dj. Empiezan a hablar, comparten aficiones. Al chico le gusta la música que él pone: house. Al dj le gusta cómo pinta.
Un día, quizás una noche, el chico dibuja un hombre flor. Pero no lo dibuja en la calle, lo dibuja en la pared de detrás de la cabina del dj.
Al cabo de poco, el chico muere de sida. Era Keith Haring. Pasó el tiempo, la discoteca cerró y en su lugar abrieron unos billares. Hoy, el hombre flor es el único mural original que queda de Keith Haring en Barcelona.
Y gracias a él siguen vivas la música, las noches y la felicidad que lo inspiraron.
Pia Chalamanch
Este artículo fue publicado en enero de 2014 en el Instagram de Pia Chalamanch .